¿Nerviosismo o Hiperactividad infantil?

Pautas para diferenciar un niño nervioso de un niño hiperactivo


Últimamente se está observando en las consultas un incremento en el número de padres que acuden preocupados por el comportamiento de sus hijos. Algunos por propia iniciativa, y otros por recomendación de los profesores al observar, en sus propias palabras, que es un niño "muy movido", que se desmotiva rápidamente y que le cuesta prestar atención.
En todos ellos, pesa la misma duda sobres sus hijos: ¿es nervioso... o tendrá hiperactividad?




Un caso real:

Luis en un niño de 7 años. Sus padres están muy preocupados. Dicen que tienen que repetirle las órdenes muchas más veces que a sus hermanos, porque parece que no escucha. En la mesa, durante las comidas, no se está quieto, se mueve en la silla, se levanta o juega con los cubiertos.
Tiene muchas dificultades para escuchar a los demás y esperar a que acaben lo que están diciendo; les interrumpe, dice lo que se le ocurre y cambia rápidamente de tema. Va a los sitios corriendo, -más que andando-, se sube encima de los muebles y "no se está quieto más que en la cama", comenta su madre.
Los profesores dicen que es un niño muy movido, que no puede permanecer sentado mientras trabaja, que hace continuos viajes a la papelera, habla con sus compañeros y les interrumpe, al igual que con los propios profesores cuando explican la lección. Sus cuadernos están poco cuidados, las tareas sin acabar, e "ilustradas" con dibujos y garabatos. Le cuesta mucho escuchar al profesor, seguir sus explicaciones y concentrarse en los ejercicios. Necesita mucha ayuda y continua supervisión.
En opinión de sus profesores es un niño muy creativo e inteligente, pero su rendimiento académico es bajo y no ha adquirido las habilidades escolares propias del curso académico.

 

Nerviosismo vs. Hiperactividad en los niños:


La hiperactividad como tal (que significa sin más, mayor activación), es un rasgo o característica fundamental del desarrollo evolutivo del niño. Con ello quiero decir lo siguiente: Todos sabemos que hay una etapa en el desarrollo de los niños que tienen a preguntar el porqué de todas las cosas. Este exceso de, o mayor tendencia a la realización de preguntas acaba desapareciendo con el tiempo. Es una fase normal dentro del desarrollo evolutivo y madurativo asociado a la edad. 
La hiperactividad de los niños es considerada como normal, cuando se produce dentro de una etapa de la vida infantil, alrededor de los 2 o 3 años (aunque si bien es cierto que esta etapa puede darse tardíamente).
El que un niño sea inquieto, no tiene nada que ver con la sintomatología característica del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), sin embargo, en muchos casos la confusión viene dada por la similitud de ciertas conductas que pueden presentar algunos ni­­ños durante la infancia, entre las que cabe des­­tacar el exceso de movimiento, la irritabilidad, la desatención, los trastornos del sueño y el llanto frecuente. Pero lo cierto es que muchos niños pueden mostrarse nerviosos, ser inquietos o portarse mal sin que esto quiera decir que tienen TDAH.
Si los padres lo observan más pro­fundamente, pueden encon­trar una causa probable del nerviosismo de su hijo: cambios de ambiente, problemas en sus relaciones, celos, temores, cansancio por alte­­ra­ciones en el sueño... O quizás, simple­mente, puede tratarse de un niño más inquieto dentro de una variable normal del desarrollo. Por todo ello es impor­tante observar detenidamente su día a día, el contexto o variables externas que puedan estar provocando dicho comportamiento y, sobre todo, establecer el gradiante de variabilidad acorde a la edad y etapa evolutiva en el desarrollo madurativo y evolutivo del niño.

 

Claves para comenzar a hablar de hiperactividad

Si un niño presenta sola­mente las conductas anteriormente citadas en un sólo entorno (sólo es inquieto en casa, o bien en el colegio... o quizás tan sólo en el fútbol, tal y como nos comenta su entrenador para asombro de los padres, que ven que en casa es muy tranquilo y calmado) es muy probable que no padezca TDAH. En este caso, de especificidad contextual, habrá que averiguar, entonces, si está viviendo algún problema o preocupación en uno u otro ámbito, y también que factores o variables facilitan o, por decirlo de alguna manera, "invitan" a que el niño se comporte así.
Otro factor que debe tenerse en cuenta para pensar en un posible TDAH es el mo­mento de aparición de dichas condu­ctas. Mientras que un niño sin TDAH puede pasar a un estado de nerviosismo de forma rápida o de forma gradual, en los niños con TDAH la aparición de muchos síntomas se ha detectado ya en la prime­ra infancia: muchos padres de niños con diagnóstico de TDAH confirman que sus hijos han sido bebés irritables, llorones, con trastornos del sueño... Hay madres que los recuerdan muy inquietos incluso durante el embarazo.
Considerando que, dentro de las variables normales del desarrollo, hay niños más nerviosos, si los padres observan, no obs­­tante, que el estado de nerviosismo del niño se prolonga e influye negativamen­te en su vida diaria, pudiendo comenzar a afectar a otras áreas de la vida del niño (como a la relación con otros niños o al rendimiento en el colegio...) es el momento de acudir a la consulta de un psicólogo.

Qué es la el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es el trastorno neu­robio­lógico más frecuente en la infancia. Parece que existen factores genéticos y ambientales que predisponen a ello.
Los estudios demuestran una prevalencia mayor en hermanos de niños diagnosticados con este trastorno (entre el 17 al 41%), y en el caso de gemelos univitelinos, la probabilidad de prevalencia
del trastorno común asciende hasta casi el 80%.
Respecto a los factores ambientales, las investigaciones han apuntado a numerosas variables que influyen o aumentan la probabilidad de prevalencia del trastorno, como por ejemplo; complicaciones
prenatales, perinatales o postnatales, el consumo materno de alcohol y drogas... etc.
Sea cual sea la etiología, lo que cabe destacar es que es un trastorno neurobiológico, y ello quiere decir que desde el punto de vista neuroquímico, parecen existir una deficiencia en la producción de neurotransmisores cerebrales, que afecta a diversas áreas del cerebro, entre ellas, al lóbulo frontal.
Los neurotransmisores son sustancias químicas que producen las neuronas (células nerviosas), y que permiten la comunicación entre dichas neuronas, es decir, que se transmita el impulso nervioso.
Para que todo funcione normalmente, debe existir una cantidad mínima de neurotransmisores (dopamina y noradrenalina) que permitan el normal funcionamiento de ciertas funciones cerebrales, como por ejemplo, la atención.
Gracias a los adelantos científicos, podemos ilustrar esta explicación con una imagen tomada por Tomografía por Emisión de Positrones (PET) de un cerebro de una persona con TDAH (en inglés ADHD) y de una persona sin TDAH (no ADHD). Podéis observar la diferencia en el color, que indica la diferencia en la actividad metabólica asociada al cerebro (en relación con la mayor o menor producción de neurotransmisores).
Se estima que lo padece entre un 3 a un 5% de la población infanto-juvenil en edad escolar, siendo hasta 6 veces más frecuente en los varones.

¿Cuáles son los síntomas y cómo reconocerlos?

Se caracteriza­ por la presencia de 3 síntomas típicos:
  • Desatención
  • Hiperactividad motora y/o vocal
  • Impulsividad
Se identificará como un trastorno cuando éstos síntomas o los comportamientos que se deriven, se observen con mayor frecuencia, duración e intensidad que en los niños o adolescentes de igual edad, e interfieran en su vida cotidiana; en casa, la escuela y su entorno en general.
Se trata, por tanto, de un trastorno crónico que puede cam­biar sus manifes­taciones desde la infancia hasta la edad adulta e interfiere en muchas áreas del funcionamiento normal.
Se debe tener en cuenta que no todos los niños con este trastorno manifiestan los mismos síntomas y con la misma intensidad. Se pueden encontrar casos de niños con dificultades relacionadas con la atención, pero que no presentan un mayor grado de movimiento o mayores respuestas impulsivas que los niños de su misma edad.
No siempre estos 3 síntomas típicos de los que hemos hablado, tienen que estar presentes conjuntamente, pues­to que existen distintos subtipos.

 

Cómo se diagnostica la hiperactividad

En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) publicado por la American Psychiatric Association (APA), se diferencian 3 tipos de trastornos dentro del TDAH:
  1. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad subtipo predominante inatento.
  2. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad subtipo predominante hiperactivo-impulsivo.
  3. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad subtipo combinado (presenta síntomas atencionales e hiperactivos-impulsivos).
El TDAH suele diagnosticarse en los primeros años de la enseñanza primaria, y es fundamental que sean los profesio­nales médicos (neuropediatra o psiquiatra infantil) los que realicen un diagnóstico precoz y definitivo. Durante el proceso, serán necesarias entrevistas con los pa­dres y con el niño y análisis de la in­­formación de los profesores, así como exá­menes físicos y pruebas complemen­­ta­rias para descartar otros problemas.

 

Criterios diagnósticos:

Entre los criterios diagnósticos, se pueden contemplar algunas conductas rela­­ciona­das directamente con las dificultades aten­cionales: la falta de atención suficiente a los detalles, las dificultades para mante­ner la atención en tareas o actividades lúdicas, la falta de concen­tración en ta­reas escolares (que a menudo quedan inaca­badas), el rechazo de tareas que exi­jan esfuerzo cognitivo y el extravío frecuente de objetos.
En el criterio diagnóstico para la hiperactividad-impul­sividad se contem­plan, entre otras condu­ctas, el movimiento excesivo de manos y pies, la dificultad para perma­necer en el asiento durante un rato, la necesidad imperiosa de correr o saltar en situaciones inapropiadas, la dificultad para jugar tranquilamente, ha­blar en ex­­­­­­­­­­­­­­­­­­ce­so, la emisión de respuestas antes de ha­ber terminado de oír la pregun­ta, la dificul­tad para esperar turno y la irrup­ción en las actividades de otros niños.
Para establecer como diagnóstico el TDAH deben cumplirse, al menos, seis síntomas de cada criterio. Esos síntomas deben es­tar presentes, como mínimo, durante seis meses, y manifestarse en más de un en­torno. Además, algunos de los síntomas deben haber aparecido antes de los 7 años de edad.

 

 

Tratamiento para la hiperactividad

El tratamiento adecuado del TDAH debe abordarse, de forma coordinada, desde dis­­tintos campos terapéuticos:
  • Farmaco­­­­ló­gico (con la prescripción de un neurólogo o un psiquiatra), enfocada a compensar los déficit de producción de neurotransmisores de los que hablábamos al principio.
  • Psicológico (por un especialista o psicólogo colegiado), enfocado a trabajar desde el enfoque cognitivo-conductual tanto los problemas de atención y concentración, como los comportamientos desadaptativos tanto con el niño/adolescente, como a nivel familiar.
  • Psicopedagógico: enfocado a trabajar la adaptación escolar y el ajuste académico.
 Teniendo siempre presente que ninguno de ellos es único ni puede susti­tuir a los demás.
Para aquellos profesores interesados en cómo tratar a sus alumnos con TDAH, os dejo en el siguiente link, una Guía de Actuación en la Escuela, de manera que os la podáis descargar gratuitamente y tenerla así como material de apoyo.
Espero que os resulte interesante:

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MARGIL Psicología
María Álvarez Gil - Psicóloga Colegiada Nº O-02349
Web: www.margilpsicologia.com
Blog: http://margilpsicologia.blogspot.com
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Fuente: http://www.conmishijos.com/ninos/ninos-salud/hiperactivo...-o-sencillamente-nervioso.HTML
- Guía de Actuación en la Escuela ante el Alumno con TDAH; Editada por la Federación Española de Asociaciones para la ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad.

5 comentarios:

  1. Yaiza Antelo Carracedo19 de abril de 2013, 15:15

    Me parece un artículo muy interesante y unas buenas pautas, puesto que hoy en día hay mucha confusión entorno a la hiperactividad infantil y es importante que se diferencia de los niños que impasiblemente son inquietos o nerviosos. Gracias por compartirlo

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  2. Me parece que hay un exceso en diagnosticar hiperactividad infantil, sin atender a factores que descartarían este diagnostico. Es mas fácil recetar un fármaco, que establecer una atención mas amplia,

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  3. Claudia Z. Dávila Gómez22 de abril de 2013, 11:41

    Excelente artículo, totalmente de acuerdo; por diversas causas muchos docentes ante la dificultad de lidiar con un estudiante inmediatamente le califican como "hiperactivo" y su salida más fácil es remitirlo al departamento de Psico-orientación; en donde se evidencian otros "diagnósticos", tales como el mencionado en el artículo: "nerviosismo". Nuestros niños, niñas deben afrontar un medio cada vez más convulsionado, pasan por situaciones estresantes a corta edad y ello les genera diversos patrones de reacción y actuación, mal catalogados, mal enfrentados por sus cuidadores inmediatos. En otro artículo, hace poco leí como situaciones complejas son llevadas al extremo y tratadas por psico- fármacos, sin necesidad, situaciones que se ha evidenciado, mejoran ante un placebo, pero sobre todo ante la escucha. Se mencionaba allí cómo hace de falta el médico de "cabecera", aquel que no sólo medicaba, sino que también escuchaba y quizá, daba uno que otro consejo. Y este es un aspecto super válido en nuestra hermosa profesión: escuchar, acompañar un proceso.

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  4. Puede haber mucha modernidad,tecnologia,etc..pero los valores y educacion debieran ser los mismos con los que nos educaron, lo que pasa que los padres son mas permisivos para evadir su responsabilidad, y tal parece que ahora los padres le tienen miedo a los hijos, no les regañan o llaman la atencion porque se va a enojar ¡! La autoridad y la educacion no debe cambiarse ni quebrantarse,el amor se demuestra con disciplina y no resolviendole todo a nuestros hijos.¡!


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  5. Viviana Madroñal1 de mayo de 2013, 9:31

    Me gustaría compartir un power point "Fracaso escolar relacionado con DIFERENTES desatenciones" Abordaje crítico a la sigla diagnóstica ADD/ADHD, pues engloba diferentes desatenciones y diferentes abordajes, y el apresurado diagnóstico donde hay cada día mas niños medicados, se obtura su palabra, lo que nos quiere decir con su malestar. Y el peligroso registro a temprana edad, que ante un dolor psíquico que no pueden tramitar hay "una droga" que los calma, en vez de preguntarse, qué le pasa? qué nos quiere decir? .
    Agradezco a la LIC. BEATRIZ JANIN (investigadora del tema, viaja por el mundo escritora, analista) por su aliento a utilizar sus conceptos y alentarme a la salir a la comunidad, en este caso di varias capacitaciones con gabinetes psicopedagógicos, directivos, docentes, etc.
    Link;
    https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxwc2ljb2xvZ2lhbnVldm9zYXBvcnRlc3xneDoxNjNkNzQ5NzkwNzk2N2Zh

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